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La felicidad está en vivir despacio

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Este es un concepto que choca en una sociedad en la que estamos acostumbrados al estrés. Acostumbrados al concepto de más es más, de cuanto más productivos seamos mejor, condensar montones de actividades en el tiempo, cuanto más dinero tengas mejor, cuantas más cosas tengas mejor, cuantos más amigos mejor, cuantos más polvos mejor. Estamos acostumbrados a que más es mejor.

Por otra parte estamos en la sociedad de los ladrones de tiempo, infinitos estímulos y medios de entretenimiento, esas redes “sociales” que mal usadas como acostumbramos nos hace menos sociales y es un medio de deshumanizarnos capaz de crear una sociedad de débiles seres humanos envueltos en una carcasa con apariencia de dioses todopoderosos.

Tenemos la envidia hacia el vecino por bandera. Acompañado del odio hacia el, producto de nuestra frustración cuando comparamos la falsa fachada del vecino con nuestra realidad interna.

El motor se acelera y demanda cada vez más y más combustible en forma de postureo y para esa combustión es necesario consumir nuestro oxigeno de humanidad. Con lo cual se generan gases de efecto estresante al girar más y más rápido el motor.

Y esta presión social, presión por el éxito, junto con el efecto de los ladrones de tiempo modernos, hacen que tengamos cada vez menos tiempo disponible para nosotros. Además debemos emplear todo el tiempo restante en alimentar nuestra fachada social, la competencia es feroz.

Nos creemos el cuento de la fachada de nuestro vecino y no la comparamos con nuestra fachada tan artificialmente adornada, sino con nuestra realidad interna que está aun más alejada. Y eso nos genera estrés y frustración.

El estrés para nuestros antepasados era un mecanismo de defensa, que servía para dar un impulso extra en momentos de peligro, como el acecho de una fiera. Pero hoy en día es continuo, no existe peligro real, sino un miedo infundado, un miedo a no ser capaces de mantener las apariencias.

El estrés constante y la presión de lo perfecto es la mezcla que genera una generación de infelices exitosos frustrados.

¿ cuál sería el camino opuesto al estrés ? Pues el relax

La pausa, ser conscientes de que el miedo es infundado y no es para nada real. Dejar de ir como pollos sin cabeza y empezar a vivir despacio. Si nos alejamos de la presión de lo perfecto y dejamos de participar en ese juego tendremos más tiempo y energía para nosotros y los nuestros que es lo que realmente importa.

Si tenemos más tiempo podremos vivir más despacio y con menos estrés. Al final llegaremos todos al mismo destino ¿por qué no olvidarnos de las distracciones y disfrutar de las vistas ?

Despacio …