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¿ Redistribuir el empleo ?

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¿ Y si el dinero se creó para que intercambiáramos el fruto de nuestro trabajo con el trabajo de otras personas de forma justa ?

Es decir, yo aporto bienes y servicios y los intercambio por los bienes y servicios producidos por otra persona, de manera justa para ambas partes. El dinero sería el medio para realizar el intercambio.

Supongamos que en el mundo en lugar de miles de millones de personas hubiese sólo 10 personas. Y supongamos también que todas las necesidades del mundo, esto es alimentación, educación, sanidad, vivienda, coches, teléfonos inteligentes, ocio, etc se engloban en una que llamaremos “construir un muro de las necesidades”.

En un principio construir este muro llevaría 100 horas de trabajo. Como hay 10 personas, esto supone 10 horas de trabajo por persona. Ahora bien, con el avance de la tecnología se puede construir este muro en 80 horas de trabajo.

La lógica nos diría que ahora cada persona debe trabajar 8 horas para construir el muro. Pero la realidad es que van a trabajar 8 personas durante 10 horas y las 2 personas restantes estarán en paro porque no hay suficiente trabajo.

Hay dos elementos que sostienen a las personas sin empleo. El primero es el sistema de solidaridad entre ciudadanos, entre desconocidos que viven en un mismo territorio, que se financia vía impuestos. Esto es el estado.

El segundo es la solidaridad más cercana, entre conocidos, amigos y familia principalmente. Toda persona que no tiene la suerte de poder garantizar sus necesidades debe apoyarse en el estado o en su círculo más cercano, sin esto está abocado a la ruina total, quedándole como únicas opciones robar o mendigar.

De forma temporal todos sin excepción nos podemos ver en estas situaciones, por mucho que pensemos que esto nunca nos pasará, todos podemos caer en esta situación. Y ahí la solidaridad del estado o personas cercanas es necesaria además de justa.

Por desgracia a veces cuanto más tiempo se pasa en este estado de incapacidad de cubrir nuestras necesidades, más difícil se hace salir, dejamos de sentirnos útiles para la sociedad y vamos perdiendo confianza en nuestras capacidades, entrando en un circulo vicioso de difícil salida.

Desde fuera lo primero que se nos puede ocurrir pensar es que la persona es vaga y prefiere vivir de nuestra solidaridad antes de trabajar. En algunos casos contados será cierto, pero es una minoría como la probabilidad de hacerse millonario ganando la lotería. La realidad es que la sensación de ser útiles y aportar es realmente una necesidad básica que todos tenemos.

Tendemos a un mundo en la que los puestos de trabajo necesarios para cubrir las necesidades que se demandan son menores y sobran cada vez más trabajadores.

Deseamos lo mejor para todos y que cada uno tenga la posibilidad de cubrir sus necesidades, no queremos que nadie se quede atrás pues solo juntos la humanidad ha podido llegar al desarrollo que tenemos hoy en día. La capacidad de cooperación fue esencial para llegar a nuestro desarrollo actual.

Podemos preguntarnos si tendría sentido eliminar la solidaridad y que luchemos ferozmente por conseguir un trabajo que nos garantice cubrir nuestras necesidades. O tal vez cabe la posibilidad de redistribuir el existente.

Si la actual jornada de 40 horas semanales se instauró hace más de un siglo y desde entonces el avance de la tecnología y la productividad ha sido tremendo. Tal vez hay excedente de mano de obra.

Tal vez hay desempleo porque no es necesario tantas horas de mano de obra para cubrir las necesidades del planeta, ni siquiera aumentando demencialmente el número de bienes de usar y tirar que generamos hoy en día. La creación artificial de necesidades para tener a todo el mundo produciendo a ese ritmo tiene que tener un limite.

Desde mi ignorancia me pregunto si tal vez no tendría más sentido redistribuir la jornada laboral para que todo el mundo tenga la posibilidad de cubrir sus necesidades por si mismo sin tener que vivir de la solidaridad de los demás. Tal vez no de golpe, pero quizás una reducción paulatina conforme va aumentando la automatización y se vayan necesitando menos humanos en los procesos productivos.

Esta claro que si el proceso de reducción de jornada lo hace solamente una empresa, quedará en desventaja competitiva, pues será más cara que su competencia. Tal vez podría ser diferente si todo el sistema funcionara con las mismas reglas.

Redistribución …