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Viajar alarga la vida

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Viajar es esa medicina natural contra la rutina, no tiene efectos secundarios adversos aunque por contra es tremendamente adictivo, es droga buena.

Me gustaría hablar de la relatividad del tiempo. No la relatividad física que para eso ya esta Einstein. La relatividad temporal de la que quiero hablar tiene más que ver con las sensaciones internas y personales. La sensación de cómo pasa el tiempo depende de cómo se emplee y es personal, por tanto el tiempo es relativo.

Los dos factores ligados al paso del tiempo que percibimos son por un lado sensación de cantidad y por otro sensación de calidad del tiempo.

La sensación de cantidad sería cuanto tiempo sentimos que ha pasado. Aunque el tiempo medido con el reloj es la referencia, las sensaciones personales son bien distintas dependiendo como hayamos utilizado ese tiempo. Tomando un minuto como unidad de tiempo, sentiremos que el tiempo pasa mucho más despacio aguantando la respiración bajo el agua que recibiendo un masaje en un spa.

La sensación de calidad, tiene que ver con la sensación de haber aprovechado bien ese tiempo. Más allá de si ha pasado rápido o lento, la sensación de calidad nos hará recordar que ese tiempo ha merecido la pena.

La mayoría de las vidas son rutinarias, al menos en épocas concretas. A pesar de todas esas fotos de lugares, fiestas y platos de comida. El viaje está limitado a las vacaciones una vez al año y tal vez un par de escapadas más durante el mismo.

Personalmente cuando entro en estas épocas de rutina, mi sensación es de que el tiempo pasa muy rápido y sin embargo no tengo la sensación de haber hecho mucho con él.

Me da la sensación de que cuando los recuerdos que vamos teniendo son muy similares y repetitivos se funden en un mismo recuerdo. Por tanto nos queda la sensación de pocos recuerdos o poco aprovechado en ese tiempo.

En cuanto al viaje no conozco nadie que no le guste viajar, si que los conozco vagos que les cuesta arrancar y se llenan de excusas de obligaciones y falta de tiempo, pero si consiguen moverse tras el viaje nadie se suele arrepentir.

Que el viajar guste tanto es debido a la ruptura con la rutina, conocer nuevos lugares y personas hace que se generen muchos recuerdos diferente y nuevos en poco tiempo al contrario de lo que ocurre en la rutina. Y por tanto tenemos la sensación de haber llenado bien ese tiempo, la sensación de calidad de tiempo.

Mi mejor recuerdo viajero fue un viaje a mochila por Sudamérica que inicié en enero 2020 y terminó cuando llego la famosa pandemia. Fueron dos meses de recuerdos repletos de nuevas amistades, nuevos lugares, situaciones inesperadas, fue una salida total de la rutina, sin prisa pero sin pausa. Unos dos meses de los cuales tengo más recuerdos que en dos años de vida rutinaria. Dos meses de calendario que generan dos años de recuerdos. Con esta percepción del tiempo uno bien puede vivir 300 años ;)

Y es por ello que viajar alarga la vida!